Alfonso Daniel Rodríguez
CASTELAO
(1886-1950)
Galicia a comienzos del siglo XX
"En Galicia no se protesta, se emigra", escribió Castelao al pié de una de sus estampas. Galicia llega al siglo XX sin haber resuelto su más grave problema, pues los gallegos siguen abandonando el país para buscar fortuna en las Américas. Galicia es un país agrícola y pesquero, cargado con el impuesto llamado "trabuco", donde el instrumento de la administración son los caciques, y son ellos quienes dirigen la política, siempre al servicio de Madrid.
Sin embargo, la literatura gallega, callada desde la Edad Media, surge con fuerza a finales del diecinueve con dos grandes figuras: Rosalía de Castro y Manuel Curros Enríquez. Mientras Pardo Bazán, Valle Inclán, Fernández Flórez y otros expresan su galleguidad en castellano, Castro y Curros optan por la lengua de labriegos y marineros dándole un rango de cultura y elevando el nivel del lector gallego, interesando a las clases cultas de las ciudades. Pero la gran masa de gallegos es analfabeta en su lengua.
La generación Nós
Durante la dictadura de Primo de Rivera fue formándose en Galicia una importante élite de intelectuales gallegos (Ramón Otero Pedrayo, Vicente Risco, Antón Losada Diéguez, Alfonso R. Castelao...) que, siguiendo la tradición de los Curros y Castro, trabajando siempre en la lengua-madre, pretenden crear una cultura nacional universal. Así, en la revista Nós, vocera de la generación, fueron hechas traducciones, estudios y creaciones literarias que constituyen la base de la moderna cultura gallega y de su literatura. Esta fue también la idea estética de Castelao: llegar a lo universal desde lo particular, una constante en su obra gráfica y literaria.
Castelao
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao nació en 1886 en la población costera de Rianxo, en la Coruña, en una familia de marineros pobres. Siendo niño marchó con sus padres para la Pampa, aventura que marcó sus primeros relatos. Cinco años más tarde vuelve a Galicia, estudia el bachillerato y entra en la facultad de medicina. "Me hice médico por amor a mi padre, y dejé la medicina por amor a la humanidad", decía irónicamente Castelao. Su verdadera vocación está en el dibujo, en la caricatura, en la pintura. Teoriza sobre arte y expone en Madrid y Ourense. Cuando más cerca tiene el éxito, sufre desprendimiento de retina. La vista será un gran problema hasta su muerte.
La madurez artística y literaria de Castelao coincide con los años de la ditadura primoriverista y con los de la República. Publica la mayor parte de su obra literaria (Los cuentos breves de Retrincos, los cuadros de Cousas, el relato Un ollo de vidrio, la novela Os dous de sempre), y recoge lo mejor da su obra gráfica en el álbum Nós, recorriendo toda Galicia con esta exposición de estampas, que lo hace aún más célebre. En ellas muestra la tristeza del emigrado, la rabia del labriego pobre, la avaricia del cacique... Castelao es un gran humorista y un gran humanista. Su arte está al servicio de la causa galleguista con una calidad que supera todo partidismo.
Durante la II República Española, Castelao, siempre dispuesto a ayudar en mejora de la condición de sus paisanos, entra plenamente en la actividad política. Diputado a las Cortes de Madrid, defiende valientemente la lengua gallega y el Estatuto de Galicia. Se solidariza con vascos y catalanes, y en el libro de visitas de la Casa de Juntas de Gernika firma en 1933: "Identificados vascos, catalanes y gallegos, ante el problema de liberación de nuestros respectivos pueblos, sellamos hoy bajo el árbol de Gernika el pacto de mutua solidaridad que ha de traernos la satisfacción de aquel anhelo."
El alzamiento fascista de 1936 lleva a Castelao al exílio. En América continúa su labor en pro de Galicia y la República. Recorre la URSS, USA, Cuba y México dando charlas y mítines como líder del galleguismo. Dibuja los álbumes Galicia Mártir, Milicianos, Atila en Galicia mostrando la barbarie franquista, y unas hermosas Estampas de Negros. Escribe también la farsa Os vellos non deben de namorarse, pero la gran obra de este período es Sempre en Galiza, obra imprescindible para comprender el nacionalismo gallego, y llamada "la Biblia del galleguismo". Haciendo un recorrido por la historia y la cultura de Galicia, Castelao sustenta que la auténtica y plena libertad se refiere tanto al hombre como a los pueblos, y que toda nación tiene derecho a la autodeterminación.
Castelao tuvo mucha amistad con Agirre y con Irujo, y fue un ferviente impulsor del pacto Galeuzca entre vascos, catalanes y gallegos, firmando algunos de esos proyectos trinacionales. Murió en Argentina en 1950 y sus restos reposan en Compostela.
Castelao hoy
Como dice el escritor gallego Manuel Rei Romeu, Castelao representa una excepcional conjunción de artista genial, escritor sublime y eximio patriota, facetas todas ellas interrelacionadas en una personalidad compleja, que debe ser interpretada en su integridad. Para la cultura gallega Castelao simboliza, todavía hoy, a uno de sus artífices imprescindibles, y para el nacionalismo gallego supone y supuso siempre una obligada referencia. Esto es cierto, pero no es toda la verdad. En la obra literaria y artística de Castelao, en su singladura política, no solamente los gallegos, sino que todos los pequeños pueblos sojuzgados, todos los hombres y mujeres que aspiran a un mundo más justo tienen verdaderos tesoros de solidaridad. Castelao es un gallego universal.